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LA CARRERA MARITIMA AL RIO DE LA PLATA

Por Hugo M. Fernández.

Introducción:

La cuenca del Río de la Plata, hacia mediados del Siglo XVIII, no era la zona de América más importante para la corona española. El Perú, México y el Caribe lo superaban en tal sentido. Sin embargo, el advenimiento al trono de los Borbones va a favorecer la relación entre la región del Plata y España, especialmente durante el reinado del inteligente y progresista monarca que fue Carlos III. Va a cambiar el sistema monopólico de comercio y el obsoleto y casi inútil ya sistema de flotas y navíos de registro con que la Corona había pretendido llevar las comunicaciones postales a América. De este cambio y de la nueva carrera marítima al Río de la Plata va a tratar este estudio.

Establecimiento y desarrollo:

La versión más conocida del establecimiento de la carrera marítima a Buenos Aires en 1767 dice que el Gobernador don Pedro de Ceballos se dirigió al Marqués de Grimaldi, Superintendente General de dichos Correos, interesándole en el establecimiento de los mismos. (1). De acuerdo a ello, Ceballos solicitó que la línea fuera trimestral y que a fin de poder financiarla los buques respectivos condujeran géneros y mercaderías que evitaran pérdidas a la Corona.

El marqués de Grimaldi se convenció de las argumentaciones y finalmente se ordenó a los Administradores Sres. Don Antonio de la Quadra y don Lázaro Fernández que instrumentaran la disposición. Se encargó la construcción de buques especiales al efecto. Resuelto por el Gobierno español que debía efectuarse una prueba, se desafectó provisoriamente de la carrera a La Habana el paquebot (fragata) Príncipe. El administrador del correo marítimo en La Coruña don José Antonio López se encargó de tomar las previsiones necesarias para la realización del viaje.

Hasta ese momento no había administrador de Correo marítimo en el Río de La Plata. Se ha expresado sorpresa porque en Chile ya lo hubiera y en Buenos Aires todavía no, dándose como razón de ello que el Río de La Plata aún no había comenzado a ser considerado una región de importancia. (2). Ceballos había encomendado provisoriamente el cobro de los portes a los oficiales de la Real Hacienda Ello con motivo del arribo del primer buque de registro (el San Lorenzo), que llega a Buenos Aires estando ya vigente el Reglamento Provisorio de 1764. Estos funcionarios fueron Don Martín de Altolaguirre, don Pedro de Medrano y don Juan de Bastinaga, designados en sus cargos por don Pedro de Cevallos el 28 de octubre de 1765. En 1766 dichos funcionarios nombraron para realizar tales funciones a don Francisco Sanginés o Francisco de San Ginés. A su vez éste, por razones de su carácter de comerciante en las Misiones, delegó parte de sus funciones en don Vicente Goytía cuyas obligaciones fueron recibir y expedir la correspondencia y cobrar los portes.

Dado su rango el representante legal en Buenos Aires del correo marítimo fue el propio Gobernador Bucarelli con el cargo de Subdelegado. Quadra y Angulo autorizaron a Bucarelli a nombrar administrador provisorio, virtiendo al mismo tiempo elogios a la persona de Domingo Basavilbaso y su hijo Manuel. Por ello y por ser personas de su conocimiento y amistad, el Gobernador les nombró administradores provisionales en Julio de 1767. Al comienzo realizaron el trabajo personalmente, pues sólo se conoce la existencia de un dependiente (don Juan Albano Pereyra), del que más adelante agregamos algún dato.

El primer arribo de buques de la carrera:

Siempre se cita una y otra vez al "Príncipe" como el primer buque en arribar bajo este sistema. Llegó a Montevideo en mayo de 1767. Pero, lo cierto es que en el mes de septiembre de 1767 se remitió correspondencia no sólo en este buque en su primer viaje, sino también en la fragata Venus, y en las saetías Nuestra Señora de los Remedios y El Papiro. Entre los cuatro buques se remitieron 1907 cartas simples, 444 cartas dobles y 126 cartas triples. Se sabe que asimismo se remitió correspondencia en los buques San Esteban y Nuestra Señora del Rosario, pero se ignora la discriminación de la misma. Además de estas cartas, también se remitieron paquetes y otro tipo de envíos.

Escudo de los Correos marítimos

Por supuesto que El Príncipe no arribó a Buenos Aires, sino a Montevideo donde las facilidades portuarias eran mayores, especialmente en comparación con la Ensenada de Barragán. Este sistema será constante en este servicio de correo marítimo.

A fin de poner en funcionamiento la nueva línea marítima se dictó una Real Instrucción que lleva fecha 5 de diciembre de 1767 y que también fue redactada por el Marqués de Grimaldi. Debían realizarse cuatro viajes anuales que saldrían de La Coruña los días 15 de febrero, 15 de junio, 15 de setiembre y 15 de diciembre. Regresarían desde el puerto de Montevideo también los días 15 de los meses de julio, noviembre, febrero y mayo. Ya para diciembre de 1767 estaban listos los nuevos buques de esta carrera que el Marqués de Grimaldi había hecho construir. "La Princesa" realizó el primer viaje partiendo el 15 de diciembre de 1767.

Ampliación de la Carrera a Buenos Aires:

Bien pronto se reveló a los hombres públicos de la época que cuatro viajes al Plata de los paquebotes correo era pocos. Disienten las fuentes sobre de quién fue la iniciativa de aumentarlos (3). Nosotros vamos a aceptar la tesis de que fue Basavilbaso ( Administrador del Correo Marítimo) quién ya en 1769 solicitó el aumento del número de viajes, basado en que ya se había concretado un aumento en el caso de Chile y de Perú y en que no faltarían fletes. Efectivamente: los cargadores preferían, por razón de tarifas y seguridad de partida, utilizar este tipo de buques. Sin embargo, hubo de pasar algún tiempo antes que el pedido fuere aceptado. Recién en 1771 el Marqués de Grimaldi dictó la correspondiente resolución elevando a seis el número de viajes y publicando en mayo de 1771 para conocimiento del público la fecha de salida (todos los días 15, de los meses de junio, agosto, octubre, diciembre, febrero y abril respectivamente.)

Basavilbaso es notificado formalmente del aumento del número de viajes por nota fechada el 8 de junio de 1771 y firmada por Don Antonio de la Quadra. Se le faculta en la misma a establecer, de común acuerdo con el Administrador Marítimo de Montevideo (Viana) y el Gobernador la fecha de regreso de los buques. Se debía también notificar a las demás autoridades de correos y público en general. Varios fueron los problemas prácticos que resolvió Basavilbaso en cuanto a los correos marítimos y lo hizo con ingenio e inteligencia:

A) : Como ya sabemos el sistema del correo marítimo era en general que abonaba la correspondencia el destinatario. Tampoco estaba expresamente previsto que la correspondencia llegada de España fuere llevada a casa del destinatario. Pero ocurre que el interés de la Renta Real y del propio Basavilbaso era que las cartas llegaran a mano de los destinatarios y que el porteo fuera abonado. Por ello, el Administrador designó cartero a Don Bruno Ramírez. Su remuneración era de medio real por cada carta entregada, que debía ser abonada por el destinatario aparte del porteo que correspondiera. El destinatario conservaba la facultad de concurrir a retirar la correspondencia remitida a su nombre. También podía tener un apartado postal que se abonaba por separado (seis pesos plata). Una parte (generalmente el 25%) de ese importe se repartía entre los dependientes de la oficina respectiva. Debemos aclarar que desde 1769, incorporado el correo terrestre a la Corona, Basavilbaso se encargaba también del mismo.(4)

Rúbrica del Conde de Floridablanca, sucesor del marques de Grimaldi

B).: En la época se admitían las cartas certificadas. (5) También se admitía que el remitente abonase el certificado de la carta y no el porteo, lo que complicaba la cuestión. Por ello es que en el Río de La Plata no se permitió abonar cartas posteriores si no se abonaba el precio de las anteriores. Lo que estuvo totalmente prohibido fue remitir dinero, alhajas o piedras preciosas por Correo marítimo, aunque se tratasen de piezas certificadas.

Las quejas que hubo respecto de lo voluminoso de la correspondencia oficial de la época, nos refuerzan en nuestra convicción de que las piezas de correo oficial han sido muy numerosas y que deben tomarse como formando parte de la Historia Postal en estudio.

El correo marítimo estuvo siempre amenazado por las casi constantes guerras en que se embarcó España, así como por la acción de los piratas y corsarios. Por ello es que la correspondencia oficial viajaba en cajones especiales marcados, a fin de ser tirados al mar en caso de ataque, disposición que no se consideraba necesaria para la correspondencia privada. Una Real Orden de principios de 1775 dispuso que la correspondencia oficial con interés en su llegada anticipada se marcara con una leyenda que indicaba "De Preferencia" y a continuación qué autoridad de América la enviaba.

El transporte de cartas fuera de valija por parte de capitanes de buques, sus oficiales o marinos y particulares fue una constante de la época. El Administrador se preocupó por el auge de tal costumbre, tanto más que las severas sanciones que la legislación vigente prescribía para ese tipo de actos parecían haber caído en una especie de derogación práctica por desuso. A raíz de ello es que Vértiz se ve obligado e expedir un severo Bando en 1780 recordando la vigencia de tales disposiciones. El detonante de la cuestión había sido que era público y notorio para el común de la gente que los patrones de lanchones y buques que salían del Riachuelo y cruzaban el río a Montevideo, se habían acostumbrado a transportar cartas sin abonar el porteo correspondiente.

A su propio pedido Basavilbaso fue reemplazado en su cargo por su hijo don Manuel de Basavilbaso, quién ocupó su puesto el 1o. de Mayo de 1772. Domingo de Basavilbaso falleció tres años más tarde.

Para la época en que se hizo cargo don Manuel, la administración de correos marítimo y terrestre estaba formada por el propio Administrador, un contador y cuatro empleados con los cargos de Oficial 1o. á 4o.

Conclusiones:

Se trata de una parte muy interesante de la Historia postal marítima, que no ha sido aún convenientemente estudiada. Las comunicaciones que se conservan, tanto privadas como oficiales, pueden formar parte de colecciones de la especialidad. Consideramos que la época relatada forma parte de nuestra propia historia postal.

(1). En ese sentido ver José Marcó del Pont (Selecciones Filatélicas. Tomo 2. Parte I. pág. 03. Sociedad Filatélica y A.F.R.A. Buenos Aires, 1983). Igualmente Serra- Sempere- Menéndez. Historia Postal de España. (Editorial Galería Filatélica. Madrid. pág. 14.) En cambio otra versión dice que fueron los Directores Generales de este servicio de Correos Marítimos quiénes por expediente de octubre de 1764 consultaron al Gobernador Cevallos sobre la conveniencia de extender a Buenos Aires una nueva línea de correo marítimo (Francisco Garay Unibasso, Correos Marítimos Españoles. Vol. I pág. 69, Bilbao).

(2).: Efectivamente, el primer Administrador de Correos Marítimos de Santiago de Chile, don Manuel Segundo de Salamanca había sido designado en 1766. Pero para ese entonces ya Buenos Aires tenía mucha importancia.

(3). Seguimos en el texto la opinión de Marcó del Pont. Op. cit. pág. 27. Ello porque es lógico, en ausencia de documentación histó rica expresa sobre el tema, presumir que las autoridades españoles se guiaron por los consejos y pedidos de las autoridades locales. En cambio, Francisco Garay Unibaso (Op. cit. Vol. I - pág. 93/4) se limita a atribuir la idea al Marqués de Grimaldi, sin dar otra explicación.

(4).: Sobre la forma de actuar de los carteros y temas conexos puede leerse Walter B.L. Bose - "Despacho de la Correspondencia en el Buenos Aires Colonial". Revista Filigrana. Cefiba. No. 63 p ág. 17. Buenos Aires.

(5). En América estuvo vigente la Real Orden de 1784, de acuerdo a la cuál la carta certificada debía ser entregada directamente al destinatario y éste entregaba recibo de la misma al dorso del sobrescrito. Este recibo era devuelto al Correo para constancia del mismo.

 


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